domingo, 30 de mayo de 2010

"Lo peor de todo", Ray Loriga (1992)


En esta primera novela Ray Loriga bucea en los pensamientos de un adolescente con problemas, perteneciente a la clase media. El autor no pretende contarnos una historia ciertamente, más bien trata de hacernos entrar en la mente de Elder, el protagonista, cuyo nombre es inventado. Por ello, el lector advertirá un cierto caos en el orden de lo relatado, puesto que se trata de pensamientos que va plasmando el protagonista suponemos que en un diario personal. De esta manera, Ray Loriga se inicia en la técnica del monólogo interior y en la novela como diario personal. Sin embargo, se hace evidente durante toda la obra que Ray Loriga no logra dominar ese llamado “fluir de la conciencia”. Es cierto que podemos penetrar en los pensamientos de Elder como si nos adentrásemos en su mente y que ellos están colocados de manera que le resulte verosímil al lector; pero Loriga no consigue hacer creíble esa vida y esa forma de ser de su personaje. El lector no llega a creerse del todo lo que Elder le cuenta y ello se debe a cómo lo cuenta, al empleo excesivo de palabras que podrían aportar frescura a la narración pero que, por el contrario, tan solo hacen que el pacto entre el lector y el autor se rompa y ya no nos creamos nada; al desgaste de una técnica que podría haber resultado rompedora y que, sin embargo, en no pocas ocasiones repele al receptor.

En definitiva, al cerrar el libro nos quedamos con un sabor amargo de lo que podría haber sido y no fue, y advertimos cómo Ray Loriga no supo aprovechar los elementos y la técnica formal que pretendía plasmar en su novela.



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